domingo, 29 de marzo de 2015

Marzo 30

          10) Te bendigo y te alabo por el piadoso abrazo con que lo estrechaste entre tus maternales brazos; por el triste trayecto hacia el lugar de la sepultura, cuando bañada en lágrimas seguías a los que llevaban el santo cadáver y llorando fijaste la mirada en tu Hijo depositado en el sepulcro y encerrado bajo una gran lápida; por el doloroso regreso desde el sepulcro a la casa en que te hospedabas, donde acompañada de muchos fieles allí reunidos te deshiciste en lágrimas por la muerte del amado Hijo con repetidos lamentos, y fue tan copioso tu llanto que hiciste llorar a los que estaban a tu lado.

Marzo 29

           9)  Te bendigo, te alabo y con todas mis fuerzas me encomiendo a ti, Santa e Inmaculada Virgen, por tu dolorosa presencia junto a la cruz de Jesús, donde abrumada y aflijida te detuviste por largo tiempo, atravesada por una espada de dolor, según la profecía de Simeón (Lc 2, 35); por las abundantes lágrimas derramadas; por la gran fidelidad e inefable coherencia que demostraste a tu Hijo en su extrema necesidad, cuando estaba por morir; por el inmenso dolor de tu corazón, por el sufrimiento más lacerante en el momento de su muerte; por la palidez de su aspecto, cuando lo viste pender muerto delante de ti.

Marzo 28

         8) Mientras todos los amigos de Jesús se habían dispersado, tú, aflijidísima Madre, con un pequeño grupo de mujeres te trasladaste impávida al Calvario, abriéndote paso a través de una muchedumbre amenazante, para acercarte lo más rápido posible al Hijo, al que estaban por crucificar. Querías verlo mientras estaba todavía vivo, a fin de poder recibir de él, antes que muriera, la palabra de su amorosa donación.

jueves, 26 de marzo de 2015

Marzo 27

          7) Te bendigo, te alabo y te ensalzo con todas mis fuerzas, oh fidelísima y amadísima Madre de Dios, celestial María, por tu perseverancia en la fe firme y en la caridad perfecta, cuando tú sola - mientras los apóstoles huían por miedo y mientras también los pocos que seguían a Jesús se avergonzaban-, con extrema constancia mantuviste en alto la antorcha encendida de la fe en la pasión del Hijo, sin dudar de su futura resurrección al tercer día, como él lo había predicho con bastante claridad.

Marzo 26

          6) Además, aunque abrigabas un inmenso amor a tu Hijo unigénito, sin embargo no lo arrancaste del horrible suplicio de la cruz, sino que te sometiste totalmente a la voluntad del Padre. Por otro lado, en todos tus sufrimientos, "con-sufriste" junto a él; y, hasta llegar a la ignominia de la cruz, seguiste con paso firme a Jesús que marchaba adelante, sin reparar en la huida de los apóstoles (Mt 26, 56) y sin temer la crueldad de los judíos. Estabas dispuesta a soportar la muerte con él, antes que abandonarlo en un trance tan extremo.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Marzo 25

          5) Te bendigo, te alabo y te glorifico, oh benignísima y piadosísima Madre de Dios, María, por todos tus ejercicios de devoción y tus sagradas meditaciones acerca de la ley de Dios, a los que te dedicabas día y noche; por tus muy fervorosas oraciones, por las lágrimas y los ayunos que ofreciste a Dios con tanto empeño por la conversión de los pecadores y la perseverancia de los justos; por tu gran compasión hacia los pobres y los enfermos, hacia los tentados y los oprimidos de angustia; por tu intenso deseo de la salvación del género humano, del que sabías que tenía que ser redimido por la muerte de tu Hijo.

martes, 24 de marzo de 2015

Marzo 24

          4) Te bendigo, te alabo y te ensalzo, Santa María y mi venerada Señora, por tu vida rebosante de pureza y santidad, tan grata a Dios y a los ángeles, que transcurriste en compañía de Jesús a lo largo de muchos años en pobreza y en silencio, probada por muchos padecimientos y adversidades, ofrecida a todos los seguidores de Cristo como ejemplo para imitar devotamente y ofrendada de modo admirable hasta el final de los siglos a la Iglesia universal como apoyo en sus pruebas.

Marzo 23

         3) Te bendigo, te alabo y te rindo homenaje, gloriosa Virgen María, Madre e Hija del eterno Rey, por los apacibles y frecuentes coloquio con Jesús; por las divinas palabras que con tanta diligencia escuchaste de su boca y que puntualmente conservaste y meditaste en lo íntimo del corazón (Lc 3, 51); por los magníficos consuelos que con frecuencia recibiste de él; por los inconmensurables gozos y las divinas alegrías proporcionados por su presencia, suscitados por la gracia del Espíritu Santo y largamente fomentados en tu corazón.

domingo, 22 de marzo de 2015

Marzo 22

          2) Te bendigo, te alabo y te honro, elegida Madre de Dios y humilde "servidora del Señor" (Lc. 1, 38), por todos los cariñosos servicios y las necesarias ayudas que prestaste a Cristo hecho hombre, tu Hijo; por las múltiples persecuciones, por las privaciones, por los trabajos y las fatigas que soportaste pacientemente con él.

Marzo 21

Capítulo V

La comunión de María con Jesús

          1) Te bendigo, te alabo y te doy gracias, Santa Madre de Dios, Virgen María, por todos los bienes y los dones que el Señor te ha concedido en abundancia; por tus innumerables virtudes y por los extraordinarios privilegios de gracia, en virtud de los cuales de manera muy insigne y por encima de todos los santos resplandeciste en la tierra; por ser digna Madre de Dios y alimentar en tu seno, levantar en tus brazos, apretar contra el corazón y llevar al Verbo de Dios que se encarnó en ti.

viernes, 20 de marzo de 2015

Marzo 20

          14) He aquí, carísimo Juan, a qué excelsa misión estás llamado, qué Virgen te es encomendada, de quién es Madre aquella a la que debes proporcionar tus cuidados. En fin, te conjuro humildemente a que ruegues mucho por mí, que soy pecador, para que también sea fervoroso en el amor de Cristo y sea hallado digno de alabar a la santísima Virgen y de participar en sus dolores.

jueves, 19 de marzo de 2015

Marzo 19

           13) Si llora, no te alejes; si sufre, haz una obra de misericordia. Finalmente prepárate para ir a las exequias de Jesús que se está muriendo; acompáñala a la madre al lugar de la sepultura, llévala de vuelta a la ciudad, a casa, y consuela a la consoladora de todos los aflijidos. Sé tu su angelical servidor, e incluso en esta función podrás ofrecer alivio a quien ostenta mayor dignidad que la tuya. De hecho, Cristo fue confortado por un ángel en su agonía. Aunque no tuviese necesidad, quiso ser visitado por un subalterno y no rehusó ser consolado por él.

martes, 17 de marzo de 2015

Marzo 18

          12) Es tan grande la dignidad de María, que supera a todos los santos en pureza y gracia. Tú tendrás su cuidado, que te ha sido encomendado por el Sumo Rey del cielo. Por lo tanto, ofrécele con diligencia tus servicios, ríndele homenaje, préstale inmediata atención. Permanece junto a la cruz, vela por la Virgen, sostenla, abrázala, reanímala si desfallece, consuélala si rompe en llanto. Llora con ella que llora, gime con ella que gime, síguela si camina, detente si se detiene y siéntate con ella, si decide sentarse.

Marzo 17

           11) Por su presencia te harás más casto, te harás más puro, te harás más santo y progresarás aun más en tu devoción. La mirada de ella es pudor, prudencia al hablar, justicia sus acciones. Jesús es su lectura, Cristo su meditación, Dios su contemplación. La dignidad de su rostro brilla como la luz, su figura respetable a nadie ofende, su comportamiento vuelve casto a quien la mira. Su palabra ahuyenta todo mal.

Marzo 16

          10) Toma, pues, bajo tu guarda a la Madre de Cristo, y obtendrás con eso una gracia inmensa. Junto a ella realizarás muchos y grandes progresos espirituales, serás instruido por sus palabras, edificado por sus ejemplos, ayudado por sus plegarias, estimulado por sus exhortaciones, enardecido por su amor, atraído por su devoción, elevado por su contemplación, colmado de alegría, henchido de celestiales deleites. Escucharás de su boca los misterios de Dios, conocerás temas secretos, aprenderás cosas admirables y comprenderás realidades indecibles.

Marzo 15

          9) Si san Juan Bautista hubiera estado todavía vivo, habría sido muy idóneo, por derecho de parentesco y en virtud de su castidad, para ponerse a su servicio y ser su insigne custodio. En cuanto a José, no está más, o por lo menos no se sabe si está todavía vivo o bien está muerto. Juan, preso durante largo tiempo, ha sido asesinado. Jesús ahora se encuentra próximo a morir y a desaparecer de la vista de su Madre. Y entonces tú tienes que hacer las veces de todas estas personas queridas por ella; y debes hacer las veces de Cristo, a modo de prenda del Hijo que le es arrebatado. Confío en Cristo nuestro Señor, que esto le sea muy grato a tu hermano Santiago y a todos los otros apóstoles; que ninguno de tus amigos te tenga envidia y que todo el que te estima se alegre sinceramente de ello. La riqueza de tus virtudes ha merecido este gran premio: ellas son un perfecto "desprecio del mundo", el amor a Jesús, la dulzura de los modales, la integridad virginal, la serenidad de la mente, la libertad del alma, la pureza del corazón y la honradez de la vida.

Marzo 14

          8) Cristo entregó a san Pedro las llaves del Reino celestial; pero te estableció a ti como sustituto suyo para la Madre. Un día María se comprometió con José, pero fue confiada a ti. A él le dijo un ángel: "No temas recibir a María, tu esposa" (Mt 1, 20). Ahora el Señor de los ángeles te dicen a ti: "Aquí tienes a tu Madre" (Jn 19, 27); y así como José estuvo cerca de la Virgen en el nacimiento del Hijo, también tú debes estar a su lado en la pasión de Cristo, y durante largo tiempo después de su ascensión al cielo.

Marzo 13

          7) Juan puso en obra con suma alegría lo que Jesús le dijo desde lo alto de la cruz. Efectivamente "desde aquel momento la recibió en su casa" (Jn 19, 27), cuidó de ella, la sirvió con solicitud, la obedeció de modo incondicional y la amó de todo corazón. Goza, pues, y alégrate, dichosísimo Juan, por el don que te ha sido confiado: ya que Jesús, lo que poseía de más caro en el mundo, lo depositó confiadamente en tus manos. Te enriqueció sin medida, al legarte como en testamento a María, a quien los santos ángeles no están en condiciones de alabar dignamente.

lunes, 16 de marzo de 2015

Marzo 12

          6) Y tú, san Juan, acepta el deseable tesoro que te ha sido confiado, acepta a la venerable Madre de Jesús, la Reina del cielo, la Señora del universo, tu amada pariente, hermana de tu madre: la Virgen Santa. Hasta este momento, ella era sólo  tu pariente, por derecho de sangre. Ahora, en cambio, será tu Madre con un vínculo más sagrado y por derecho divino, confiada a ti por una gracia especial. También tú, que antes eras hijo de Zebedeo según la carne, hermano de Santoago el Mayor y pariente del Salvador, y que en lo sucesivo pasaste a ser discípulo de Jesús, serás sesignado con un nombre nuevo: "hijo adoptivo de María", a la que obedecerás con amor filial durante el resto de tu vida. Ejecuta entonces, cuanto Jesús te manda, pon en práctica la orden del sagrado compromiso y obtendrás el honor y el reconocimiento de todo el mundo.

domingo, 15 de marzo de 2015

Marzo 11

          5) Acepta, pues, oh María, dulcísima Madre de Dios, esta disposición de tu Hijo y esta decisión tan dulce. Acepta afectuosamente a este discípulo, que te ha dado tu Hijo Jesús. Es el apóstol Juan, virgen descollante, el más amado de Jesús, de modales delicados. Él es de semblante verecundo, modesto en el trato, sobrio en la comida, humilde en el vestir, obsecuente, dispuesto a obedecer. Es el discípulo más amado, muy unido a ti, estimado, puro en la mente y virgen de cuerpo, grato a Dios y querido por todos. Por lo tanto, totalmente digno de vivir contigo, Madre de Dios. Bien sé, además que a ti siempre agradó y siempre agrada lo que place a tu Hijo y que deseas la realización de cuanto él dispone, ya que en todos sus actos no ha llevado a cabo jamás la propia voluntad, sino que siempre a buscado la gloria del Padre. Por eso no dudo que fue de tu agrado cuando, a punto de morir, te dejó a Juan como sustituto suyo.

Marzo 10

             4) Feliz comunión y grato encargo, que unió y consagró una integridad virginal. Con esta expresión, efectivamente, te mostraste inclinado a una cariñosa preocupación por la honorabilidad de tu Madre, a la que confiaste la misión de alentar a un casto discípulo, y le ofreciste, de algún modo, otro hijo en armonía con la pureza de sus costumbres y capaz de proveer a las necesidades de su vida. Era justo que tu filial providencia obrase de esta manera, para que una Madre santa y Virgen sin mancilla no careciese de un fidelísimo servidor; y porque ella, que estaba a punto de quedar privada de tu dulcísima presencia, no podía aparecer como abandonada y extranjera entre los judíos.

Marzo 9

          3) Te alabo y te glorifico por las bellísimas palabras con que te dirigiste brevemente a tu Madre desolada, al encomendarla a tu predilecto discípulo Juan, como a un fidelísimo sustituto. Y uniste a la Virgen con el virgen Juan mediante el vínculo de la indisoluble caridad, diciendo: "¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!" (Jn 19, 26); y al discípulo: "¡Aquí tienes a tu Madre!"  (Jn 19, 27).

Marzo 8

           2) Te alabo y te glorifico por tu infinita compasión, por la que eras filialmente "con-sufriente" con tu dolorosísima Madre, que en verdad sufría tus pesares como suyos en tus heridas como propias, toda vez que se repetían tus espasmos de atroz dolor, y con maternales ojos veía escurrirse la sangre de tu cuerpo, y oía tu voz que le hablaba a ella.

jueves, 12 de marzo de 2015

Marzo 7

Capítulo IV

"Mujer, aquí tienes a tu hijo"

          1)   Te bendigo y te agradezco, Señor Jesucristo, consolador de todos los aflijidos, por el doloroso respeto con que miraste a tu amadísima Madre al pie de la cruz, presa de angustia mortal. La inmensidad de su dolor la conocías bien solamente tu, que eras profundo conocedor de su corazón y no tuviste en la tierra un ser más querido que tu Virgen Madre. Pero tampoco ella amó a nadie más que a ti, su divino Hijo, a quien apenas nacido de su seno, reconoció como Señor de todas las cosas y su Creador. Por lo cual, al verte pendiente de la cruz a ti, a quien amaba infinitamente, vivía más en ti que en sí; y casi totalmente abstraída de sí, estaba también ella pendiente de la cruz: “crucificada” en espíritu contigo, aunque con el cuerpo estuviese todavía al lado de la cruz, bañada en lágrimas.

Marzo 6

          9) Por eso tienes que invocar siempre a Jesús; lo debes siempre buscar; lo debes siempre desear, recordar, alabar, venerar y amar. No tienes que ofenderlo en nada; tienes que adorarlo con santidad y pureza, porque es bendito por encima de todas las cosas en los siglos de los siglos. Amén.

jueves, 5 de marzo de 2015

Marzo 5

         8) Sí, pues, prestas mucha atención a estas cosas, aplacarás fácilmente a Jesús. Lo encontrarás en Jerusalén, porque ese lugar está destinado a la paz. Jesús, en el templo de tu corazón, repetirá sus sagradas palabras. Estará contigo el día entero; te enseñará todo lo que concierne a la salvación, todo lo que atañe a la gracia y a la virtud, que resplandecen en los ángeles y en los hombres; todo lo que de bueno reluce en las criaturas.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Marzo 4

           7) Aunque a veces se demora, Dios no abandona al que persevera en la oración, sino que se vuelve a menudo sin que él lo sepa, lo ilumina más claramente y lo instruye con mayor cuidado, a fin de que nunca presuma de sí pero confíe humilde y devotamente en él.

Marzo 3

          A Jesús no se lo encuentra en las plazas de la ciudad, en compañía de jugadores o de los que llevan vida regalada, sino en compañía de los justos y de los santos. Se debe buscar, gimiendo de dolor, a quien se ha perdido por culpa del propio desenfreno; se debe mantener con mucha precaución a quien se ha perdido por negligencia; hay que suplicar con temor y reverencia al que detesta a los perezosos y a los ingratos, hay que hacer volver con suma humildad a quien se ha apartado por orgullo; debe serenarse con frecuentes y sinceras oraciones aquél que, absorto en fútiles pensamientos no escucha a quien habla en voz baja. Pero también hay que alabar, con gran agradecimiento, al que siempre está dispuesto a conceder su gracia; hay que abrazar con muy encendido amor a quien perdona a todos, a quien tiene compasión de todos, a quien da gratuitamente sus dones y no los niega a ninguno de los que se los piden.

martes, 3 de marzo de 2015

Marzo 2

          5) La Madre. Escucha mi consejo: imita mi ejemplo, y tu alma será consolada. Si hubieras extraviado a Jesús, no te desesperes ni te turbes en exceso. No te quedes de brazos cruzados, no dejes de rezar, no te distraigas en consuelos terrenales, busca más bien la soledad. Llora por ti mismo, y en el templo de tu corazón hallarás a Jesús, que has extraviado con tus pecados, y con la complacencia en las vanidades.

Marzo 1

          4) ¿Qué debo hacer para hallar la gracia de Jesús? Si hay alguna esperanza de recuperarla, dependerá de tu consejo, se llevará a efecto por tus méritos. Dado que tú eres la que está más cerca de Jesús, quédate a mi lado hasta que lo encuentre. Después de haberlo visto y encontrado, cantaré jubiloso en tu compañía: "Alégrense todos conmigo, porque he hallado a aquel a quien ama mi alma". Él es el mismo que tú diste a luz, oh castísima Virgen María.