viernes, 14 de agosto de 2015

Agosto 13

 Capítulo V

Oración a la bienaventurada Virgen
para la hora de la muerte

           1) Amabilísima Madre de Dios, siempre Virgen María, rica más allá de todo límite de una dulzura tan conspicua, que la mente humana no puede comprender ni expresar, yo, humilde servidor tuyo, me inclino sumisamente y con todo el afecto del corazón delante de tu gloriosísimo trono, ensalzado por todos los coros angelicales en el Reino de los cielos.

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