Oh María, dulce y querida Madre: eres la fulgidísima Estrella del mar, que consuelas a los que te miran y te invocan, y nos conduces con rapidez al puerto de serenidad. Por lo tanto, hoy me dirijo a ti, y te suplico que me ayudes, puesto que todo lo que pidieras, lo obtendrás fácilmente de tu Hijo.
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
No hay comentarios :
Publicar un comentario