domingo, 2 de agosto de 2015

Agosto 2

          10) "He aquí a tu Madre". Abraza, pues, alma mía, esta recomendación. Abraza a la dulcísima María, abraza a la Madre de Dios con su Niño Jesús, el más hermoso entre los hombres; agradécele siempre, porque es ella quien escucha las oraciones de los pobres y no permite que se marche sin consuelo ninguno de los que delante de ella vio rezar con perseverancia. Esta es la Virgen María, Madre de Dios, la mística vara que, brotada de estirpe real, alumbró al almendro de la flor divina, Jesucristo, Rey y Salvador de todos, al que debemos tributar honor y gloria por los siglos.

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