6) Que todo el género humano te alabe, glorifique, venere en sumo grado y te ame íntimamente con máximo júbilo del corazón y con purísimo afecto, a ti, la más bella Reina de todas las vírgenes, oh siempre Virgen María, constituida como medianera de todo el mundo. Y que toda criatura del cielo y de la tierra, que Dios creó para alabanza y gloria de su altísimo nombre, eleve hasta ti, en acción de gracias, las más dulces melodías.
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
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