jueves, 30 de julio de 2015

Julio 30

          7) Carísima María, ven con tu dulce presencia a visitar mi corazón en sus tribulaciones, ya que sabes tan bien mitigar sus dolores y reconducirlos a una atmósfera de paz. Ven, piadosísima Señora, con una nueva gracia de Cristo, y con tu santa diestra levanta a tu servidor. Ven, elegida Madre de Dios, y muéstrame la bien conocida amplitud de tu misericordia, ya que, como lo ves, me encuentro mal parado; pero no me he olvidado ni me olvidaré jamás de ti. Ven, pues; ven mi esperanza y mi dicha, Virgen María, porque si tú vienes y me hablas, vendrán a mí todos los bienes; y en cambio, todos los males se mantendrán alejados.

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