12) Escuchen también lo que, a propósito de estas doce estrellas, dice Bernardo, el ardoroso amante de la Bienaventurada Virgen, el doctor "melífluo" y el devoto educador de monjes: "Sobre su cabeza una corona de doce estrellas... ¿Quién podrá jamás estimar el valor de estas piedras preciosas? ¿Quién podrá jamás contar las estrellas de que se compone la corona regia de María? Es imposible que el hombre pueda explicar cómo está compuesta esa corona".
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
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