domingo, 15 de marzo de 2015

Marzo 11

          5) Acepta, pues, oh María, dulcísima Madre de Dios, esta disposición de tu Hijo y esta decisión tan dulce. Acepta afectuosamente a este discípulo, que te ha dado tu Hijo Jesús. Es el apóstol Juan, virgen descollante, el más amado de Jesús, de modales delicados. Él es de semblante verecundo, modesto en el trato, sobrio en la comida, humilde en el vestir, obsecuente, dispuesto a obedecer. Es el discípulo más amado, muy unido a ti, estimado, puro en la mente y virgen de cuerpo, grato a Dios y querido por todos. Por lo tanto, totalmente digno de vivir contigo, Madre de Dios. Bien sé, además que a ti siempre agradó y siempre agrada lo que place a tu Hijo y que deseas la realización de cuanto él dispone, ya que en todos sus actos no ha llevado a cabo jamás la propia voluntad, sino que siempre a buscado la gloria del Padre. Por eso no dudo que fue de tu agrado cuando, a punto de morir, te dejó a Juan como sustituto suyo.

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