domingo, 22 de marzo de 2015

Marzo 22

          2) Te bendigo, te alabo y te honro, elegida Madre de Dios y humilde "servidora del Señor" (Lc. 1, 38), por todos los cariñosos servicios y las necesarias ayudas que prestaste a Cristo hecho hombre, tu Hijo; por las múltiples persecuciones, por las privaciones, por los trabajos y las fatigas que soportaste pacientemente con él.

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