6) Y tú, san Juan, acepta el deseable tesoro que te ha sido confiado, acepta a la venerable Madre de Jesús, la Reina del cielo, la Señora del universo, tu amada pariente, hermana de tu madre: la Virgen Santa. Hasta este momento, ella era sólo tu pariente, por derecho de sangre. Ahora, en cambio, será tu Madre con un vínculo más sagrado y por derecho divino, confiada a ti por una gracia especial. También tú, que antes eras hijo de Zebedeo según la carne, hermano de Santoago el Mayor y pariente del Salvador, y que en lo sucesivo pasaste a ser discípulo de Jesús, serás sesignado con un nombre nuevo: "hijo adoptivo de María", a la que obedecerás con amor filial durante el resto de tu vida. Ejecuta entonces, cuanto Jesús te manda, pon en práctica la orden del sagrado compromiso y obtendrás el honor y el reconocimiento de todo el mundo.
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
No hay comentarios :
Publicar un comentario