viernes, 17 de abril de 2015

Abril 17

          3) Ella no fue con las otras mujeres a visitar tu sepulcro, no por debilidad, por miedo o por  la intensidad del dolor, sino porque abrigaba la total certeza de que ibas a resucitar al tercer día. Por lo cual, esperanzada en que acudirías a su encuentro, se quedó en casa, para rezar y aguardar tu llegada con enorme deseo. Precisamente por eso mereció ser la primera en verte: porque te amaba y te deseaba, había creído en ti y no había dudado jamás de tus palabras.

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