18) La benignísima Madre de Jesús sabe bien compadecerse del que sufre. Aprendió de lo que ha sufrido a tener afectuosa compasión de los aflijidos. No se olvidará de sus pobres devotos, acudirá al encuentro de sus oraciones, ayudará a los que la invocan con preseverancia y será propicia para con los que la sirven.
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
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