7) Te alabo y te glorifico
por haber querido vaciarte de tu grandeza, asumiendo nuestra pasibilidad, la
pobreza, las penas y la mortalidad abrazadas con amor, para colmarnos con tu
vaciamiento, para salvarnos con tu pasión, para enaltecernos con tu
humillación, para robustecernos con tu debilidad y para conducirnos a la gloria
de la inmortalidad con tu mortalidad.
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
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