viernes, 27 de febrero de 2015

Febrero 27

         2) Por consiguiente, no debe parecerme una cosa extraña ni una novedad que yo pierda a Jesús. Pero sé que esto sería dañoso para mí y muy doloroso para mi corazón. Confieso que soy culpable y digno de graves castigos, porque no he guardado bien mi corazón y me he portado con mucha tibieza y negligencia. Debido a lo cual he perdido la gracia de Jesús y no sé quién me la podrá restituir, si él mismo no se dignara una vez más tener compasión de mí que soy un pobrecito.

No hay comentarios :

Publicar un comentario