miércoles, 25 de febrero de 2015

Febrero 24

          5) Ya lo he decidido: me ofrezco a mí mismo en tus manos y en las de tu amado Hijo, y cualquier cosa que yo pueda hacer, la realizaré siempre al servicio de ustedes. Ofrezco un par de tórtolas: la compunción por mis pecados y por mis negligencias y asimismo el deseo de los gozos eternos. Ofrezco también dos pichones de paloma: el doble deseo de guardar en mi corazón la simple dupla de no devolver a nadie mal por mal, y de vencer siempre al mal con el bien.

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