domingo, 15 de febrero de 2015

Febrero 15

           10) Te bendigo y te agradezco, Señor Jesús, Hijo unigénito del Padre, único engendrado antes de la existencia del mundo, porque, de modo inefable y a causa de tu grandísima humildad te dignaste nacer en un sucio establo y ser colocado por amor a la santa pobreza en un rústico pesebre. Te alabo, amadísimo Jesús, por tu advenimiento coronado de luz, por tu glorioso nacimiento de la Inmaculada Virgen María, por tu pobreza y por tu humilde adaptación en un pesebre tan pequeño y vil. ¿Quién podría imaginar al Dios Altísimo reducido a tanta pequeñez por amor a los hombres? ¿Cuántas gracias debe tributarte todo el género humano, porque has elegido la estrechez de un pesebre para redimirlo?

No hay comentarios :

Publicar un comentario