13) Ahora, después de estas consideraciones, ¿qué te pediré, mi muy querida Señora? Para mí, indigno pecador, ¿hay algo mejor, más útil, más necesario que hallar gracia delante de ti y de tu amadísimo Hijo? Por lo tanto, pido la gracia de Dios por tu intercesión, ya que, como afirma el ángel, tú has encontrado la plenitud de la gracia ante Dios.
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
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