CAPÍTULO II
El consuelo de la Virgen María
1) El hijo. Ahora, Señora mía, te ruego que hables un poco conmigo. Abre tus labios en nombre de tu Hijo, que te ha colmado de toda gracia espiritual.
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
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