5) Conviértanse y vengan; hagan penitencia, y yo invocaré el perdón para ustedes. No olviden: yo estoy situada entre el cielo y la tierra, entre Dios y el pecador; y obtengo con mis ruegos que este mundo no perezca. Pero no quieran abusar de la misericordia de Dios ni de mi clemencia; mas bien manténganse alejados de todo pecado, para que no descienda sobre ustedes su ira ni su temible venganza.
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
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