miércoles, 7 de enero de 2015

Enero 7

          7) Es tan grande la dulzura de este bendito saludo, que no admite explicación con palabras humanas. Resulta en efecto siempre más elevado y profundo de lo que pueda comprender toda criatura. Por eso doblo una vez más las rodillas delante de ti, Santísima Virgen María, y digo: "Ave María, llena de gracia". Clementísima Señora mía, Santa María, acepta este tan devoto saludo y, con él, acéptame también a mí, para que pueda yo tener algo que sea de tu agrado, que fortalezca mi confianza en ti, que encienda en mí un amor cada vez más grande y me conserve por siempre devoto a tu santo nombre.

No hay comentarios :

Publicar un comentario