12) Oh Madre de inmensa piedad, de grandísima misericordia y caridad; Virgen incomparable, amable y venerable para todos; Madre singular del Hijo de Dios, que nació de ti, como también Madre universal de todos los cristianos y Madre particular y especial en relación con el grado de devoción que abrigamos hacia ti; Virgen Reina del mundo y Señora de los ángeles, atráeme a ti, para que no permanezca bajo el peso de mis pecados. Distribuye la gracia, salvífico rocío del cielo, de la que eres Medianera, a fin de que yo merezca experimentar que eres la Madre de la gracia y la fuente de la misericordia.
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
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