14) Nada de lo que te pida es más precioso que la gracia, ni tengo necesidad de ninguna otra cosa fuera de ella y de la misericordia de Dios. Me basta su gracia y no necesito nada más: sin la gracia, en efecto, ¿qué resultado tendría cualquier esfuerzo mío? En cambio, ¿qué puede ser para mi imposible, si me asiste y me ayuda la gracia? Tengo muchos y diversos defectos espirituales, pero la gracia de Dios es una medicina eficaz contra todas las pasiones. Y si él se dignara socorrerme, las atenuará a todas.
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.” (Apocalipsis 12, 1)
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